Hola Soñadora, en el fascinante mundo de la costura hay herramientas tan básicas como cruciales como es el dedal.
Sí, ya sé que alguna que otra no lo usa pero es porque no lo ha probado jeje.
Lo admito, en mis orígenes no lo usaba y ahora ¡no puedo coser sin él!
Lo uses o no, la curiosidad la tenemos así que ¡vamos a conocer un poco más del dedal!
¿Qué es el dedal?
El dedal es un pequeño capuchón, normalmente cilíndrico, que se coloca en el dedo para protegerlo mientras se cose.
¿En qué dedo? en el dedo corazón, el de la «peineta» jejeje que es con el que empujamos la aguja al coser.
Se utiliza para proteger el dedo mientras cosemos a mano, es especialmente importante cuando trabajamos con varias capas de tela o telas gruesas ya que, además de proteger el dedo, nos ayuda a hacer más fuerza para empujar la aguja haciendo el trabajo más fácil.
¿A qué parece algo muy simple?
Pues vamos a recorrer un poco de su historia para ver como ha evolucionado a lo largo de los siglos ¡coge las palomitas!
La historia del dedal
Como siempre, hay diversas versiones sobre el origen del dedal.
Algunas excavaciones arqueológicas en asentamientos neolíticos del sudeste de Rusia han encontrado algunos datados de hace ¡diez mil años!
En algunas tumbas egipcias, también se han encontrado objetos parecidos. Unas piezas de cuero, una especie de anillos anchos datados entre los años 1200 y 1000 a.C.
En el siglo I a.C. el escritor, militar y magistrado romano Marco Terencio Varrón hace referencia a un objeto que llamaban «digitale o digitabulum».
Eran unos artilugios hechos de cuero grueso que utilizaban los hombres para tejer y reparar las redes de pesca o para coser las telas gruesas de las tiendas de las legiones.
Además tenían un pequeño gancho que utilizaban para ¡pinchar aceitunas!
¡Estos romanos!
La evolución del dedal
En la Edad Media, los dedales más comunes eran de bronce y en el siglo XVII, en Europa, se hacían de plata y de oro.
Una curiosidad, que nunca pueden faltar, durante la época victoriana, los dedales eran un símbolo de amor y compromiso.
Los caballeros regalaban a sus amadas dedales de plata y, cuando se comprometían, se convertían en anillos de boda ¿a qué es curioso?
Hoy en día los dedales se fabrican en una gran variedad de materiales, puedes encontrarlos de metal, plástico, cuero o goma y cada material te ofrece unas ventajas:
Los dedales de metal te ofrecen una gran durabilidad y resistencia, lo que los hace ideales para trabajos pesados. Los más comunes son los de acero y los de latón, son «los de toda la vida».
Los dedales de plástico son ligeros y económicos, los ideales para principiantes y proyectos ligeros. Suelen ir en los packs de iniciación y aunque no son duraderos pueden sacarnos de algún apuro costuril.
Los dedales de cuero te dan una gran protección y flexibilidad, ideales si buscas comodidad
Los dedales de goma o silicona te ofrecen un buen agarre y suavidad al tacto, perfectos para trabajar con telas delicadas. A estos dedales también se les llama «anatómicos»
¡No podrás decir que no hay variedad!
Como ves es una herramienta que ha perdurado durante siglos, lo que refleja su importancia y utilidad así que ¡prueba coser con dedal! tus dedos y tus costuras lo agradecerán.
Esperamos que esta información te haya gustado y te invitamos a que nos plantees de qué herramienta te gustaría que habláramos en próximas entradas ¡te leemos!