Hoy queremos dedicar la entrada en el blog a un tema que nos ha impactado y mucho, ya que estamos muy concienciados con el cuidado medioambiental.
Nos hemos enterado que desde hace ya bastantes años, sobre todo las marcas de «alto nivel», queman sus excedentes.
Y no solo hablamos de ropa, también perfumes, relojes, etc…
Ha llegado a tal punto, que los gobiernos han empezado a legislar sobre este tema.
Vamos a contarte un poco de lo que hemos ido «rebuscando» en este mar revuelto que es internet ¿nos acompañas?
Desde hace ya bastantes años, existe el mito de que Chanel envía a la hoguera los bolsos que no vende y que esta tradición fue iniciada por la misma diseñadora Coco Chanel para que nadie copiara sus diseños.
También Louis Vuitton incinera los bolsos que no logra vender en temporada, alcanzando la incineración de las prendas el valor de 100 millones de euros.
Burberry, destruyó en 2018 todos los productos que no vendió en la temporada (incluyendo ropa, accesorios o cosmética) por valor de 32 millones de euros, según el informe anual del ejercicio fiscal de la empresa en 2018, algo «insignificante» con los 100 millones de euros que incineró 5 años atrás.
Y ¿esto para qué? para impedir que sus diseños sean robados o vendidos a precio inferior en el mercado negro. Y, sin embargo, promocionan políticas de sostenibilidad 🤔
Un portavoz de la compañía Burberry aseguró «Burberry es muy cuidadosa al tratar de minimizar la cantidad de existencias sobrantes que producimos. En los casos en que es necesario deshacerse de los productos, lo hacemos de manera responsable y buscando siempre la forma de reducir y reevaluar nuestros residuos».
Pero, según el periódico británico The Times, más de un tercio de los productos destruidos se quemaron en un horno incinerador creado especialmente para ello, lo que preocupa a las organizaciones ecologistas (y a nosotros) que opinan que la quema de residuos se produce sin ningún tipo de control medioambiental o sanitario.
La marca norteamericana de cosmética Coty (que tiene acuerdo con Burberry para distribución de productos), quemó en 2018 más de 11 millones de euros en perfumes.
Burberry explica que «la energía que se genera de esta quema es almacenada, por lo que el proceso no contamina».
Los expertos medioambientales confirman «es totalmente imposible. La quema de residuos es una actividad altamente contaminante. Se están quemando cosméticos de composición compleja y que no solo producen un impacto negativo en cuanto al efecto que provocan los gases invernadero sino que también están compuestos por talatos o DHT, que son disruptores hormonales. Por otro lado, en cuanto a la incineración de ropa, el mayor peligro reside en los polímeros, que como el PVC, al incinerarse desprenden sustancias cancerígenas altamente peligrosas para los seres humanos», explica Arrivas.
Además de las marcas citadas, otras de alto standing como Hermès, también se suman a la quema textil.
En enero de 2018, las incineradoras de Saint Ouen en la región francesa de Seine-Saint-Denis se convirtieron en la última parada para cientos de productos de esta firma francesa.
Lu Yen Roloff, representante de la ONG Greenpeace, comentó a la BBC «la creciente cantidad de excedente apunta a que existe una sobreproducción y, en lugar de frenar la máquina, incineran la ropa y los productos».
Pero… ¿solo lo hacen las marcas de lujo??
Si, añadimos la llegada del coronavirus, se agrava el problema, ya que actualmente el modelo de la industria de la moda es la «fast-fashion» o moda rápida, que es una forma de consumo acelerado consistente en que sale más barata cuanto más se fabrica.
Setún Euromonitor, el volumen de producción de la ropa en la última década suplica los ¡cien mil millones de prendas!, un stock que solo se vende completamente en contadas ocasiones.
Y entonces, ¿qué ocurre? que se quedan en el almacén los excedentes que nadie quiere y que pierden valor por cada minuto que pasa y supone pérdidas para la compañía.
Y la solución para ellos es la quema de sobrantes, son toneladas de ropa las que se queman.
Firmas como Nike, Louis Vuitton, Cartier, Piaget, Urban Outfitters o Michael Kors han destruido cientos de toneladas de ropa nueva en los últimos años. De hecho, en 2017, una investigación periodística de Bloomberg descubrió que una central eléctrica en Vasteras (Suecia) quemaba toneladas de ropa proveniente de H&M para producir electricidad, en lugar de utilizar carbón.
También las españolas queman en Asia, adonde han llevado su producción», asegura la presidenta de la Asociación Española de Moda Sostenible, Marina López. «Nadie lo cuenta, nadie lo reconoce. Cada uno es libre. Es asunto suyo y de nadie más», remacha una voz más diplomática y que reclama anonimato de la Asociación de Empresas de Confección y Moda.
Cuando los excedentes no han podido quemarse, son triturados o desechados en vertederos de países en vías de desarrollo, especialmente en India.
Y, ¿por qué no se reciclan?
Timo Rissanen, un experto del Tishman Environment and Design Center, el reciclaje puede llevarse a cabo con ropa compuesta por un solo material, «pero cuando empiezas a mezclar fibras, las opciones de reciclado se vuelven muy limitadas».
Añade «hay que retirar botones y cremalleras a mano, además de otros complementos que no pueden reciclarse. Esto encarece demasiado el proceso y , por eso, muchas marcas optan por destruirlos»
Ante la grave situación, en Francia en 2020, se aprobó la primera ley del mundo que prohíbe a las empresas destruir bienes utilizables no vendidos, redirigiendo los excedentes a donación de sociedades benéficas.
En España, en línea con la Unión Europea, el Consejo de Ministros aprobó en 2021 un anteproyecto de ley de residuos que recoge el mismo veto «Queda prohibida la destrucción de excedentes no vendidos de productos no perecederos tales como textiles, juguetes o aparatos eléctricos, salvo que dichos productos deban destruirse conforme a otra normativa». Las sanciones por su incumplimiento van de 1000 a 50.000 euros ¿cifras imposibles para las grandes empresas?
Las organizaciones ecologistas advierten que la legislación no sirve de nada mientras no se cambie el modelo de producción textil hacia la economía circular, es decir, producir menos, comprar menos, usar menos.
Para ello, ya existen empresas y asociaciones que asesoran siendo la más conocida la Fundación Ellen McArthur, fundada por la madre de la economía circular. Proporciona a las compañías asesorías para hacer su cadena de producción más sostenible.
En España, contamos con Ecodicta, una plataforma que ofrece a 45 firmas un canal de venta alternativo donde dar salida a los excedentes de stock a través del alquiler online de prendas y complementos. Pretenden construir una alternativa sostenible y ayudar a las marcas a cambiar su punto de vista.
Es muy necesario enfocar a este sector hacia un futuro en que la salida de sus excedentes no dañe el planeta.
Otro problema dentro del mundo de la moda «fast fashion» es que las firmas han pasado de tres o cuatro colecciones al año, a cambiar los modelos cada dos semanas.
El ‘boom’ del consumo de principios de siglo era insostenible.
Entre 2000 y 2015, la compra creció un 60%, mientras la duración de las prendas se reducía a la mitad de tiempo.
En su informe ‘Tiempo muerto para la moda basura’, Greenpeace ya advierte de que «los consumidores están llegando a su límite» y que, «duplicando la vida útil de una prenda de un año a dos, las emisiones anuales se reducirían un 24%».
Hay una ecuación ecológica que señala que el mejor residuo es aquel que no se fabrica.
Ya hay quien vaticina que la próxima moda que va a triunfar en todos los segmentos estará marcada por los tejidos orgánicos y el ecodiseño. Como ya ocurre en la comida ‘bio’.
Para las marcas de moda más accesibles, los productos de temporadas pasadas no suponen tanto problema ya que los ponen en rebajas, envían a outlets o, incluso, los reciclan.
Marcas como Primark indican que donan los artículos no vendidos, que se reciclan para recaudar fondos para ayudar a The Newlife Charity.
Inditex dice que intenta «afinar» con las cantidades.
Aún así, sigue habiendo demasiada ropa.
El canal M6, sacó un documental grabado con cámaras ocultas, en el que mostraban contenedores de productos devueltos o no vendidos que Amazon destruyó según los acuerdos con minoristas externos.
Desde entonces, Amazon contribuye al cambio poniendo en marcha en Francia un programa que permite a sus comerciantes externos entregar los productos no vendidos que tengan en los almacenes de Amazon, directamente a organizaciones benéficas, para reducir la destrucción de esos artículos.
Tambíen ha implementado un programa de donaciones para sus comerciantes en Estados Unidos, donde todavía destruyen los productos no vendidos.
Lo que está claro es que el mejor residuo es aquel que no se hace.
Creemos que el ecodiseño y la moda sostenible es el único camino, unido con un control del stock.
Y desde, Sueña entre telas, os pedimos un consumo responsable.
Esperamos que esta entrada te haya resultado tan interesante como a nosotros el redactarla y que, si te apetece, nos dejes un comentario para indicarnos si quieres una entrada sobre «los vertederos de ropa»
Por último, indicar que nosotros no somos periodistas ni investigadores.
Nos limitamos a buscar información en internet para contártela.
Fuentes para esta entrada:
Elespañol.com
Ethic
La Verdad
Lorena Hidalgo
Me sorprende muchísimo está situación es intolerable. Parece el mundo al revés una empresa low cost como Primark que sea más «ecológica» que las grandes firmas que en sus prendas llevan implícitas los valores qué se supone que tienen .
Sí, la verdad es que me ha sorprendido muchísimo. Y he alucinado recabando información.
Veremos que nos encontramos en la entrada de los vertederos de ropa 😥
Muy interesante el artículo y a la vez muy triste para hacernos recapacitar sobre el consumismo y lo que conlleva el mundo de la moda, perfume ….. Me leí hace tiempo el libro de Marta D. Riezu » La moda justa » y te hace reflexionar sobre éste tema …. 😔
si, creo que estamos perdiendo el norte