El desierto de Atacama en Chile, es el lugar más seco del mundo y, de un tiempo a esta parte el segundo cementerio de ropa más grande.
Miles de toneladas de deshechos textiles, en su mayoría provenientes de Estados Unidos, Europa o Asia, terminan aquí.
Chile es el mayor importador de ropa usada de Sudamérica y, se calcula, que más de la mitad de las 59.000 toneladas de ropa que entran al año, van a vertederos clandestinos.
El consumo desmedido y fugaz de ropa (fast fashion), hace que las cadenas saquen ¡más de 50 temporadas de nuevos productos al año!, lo que hace crecer de manera exponencial los desechos textiles que ¡tardan unos 200 años en desintegrarse!
La mayoría de la ropa es fabricada en China o Bangladesh y pertenecen a «cadenas de ropa rápida».
Entre estas montañas de ropa puedes encontrar hasta botas de lluvia o de esquí.
Hay quienes rebuscan entre las prendas porque no tienen ropa que ponerse, mientras otros las recuperan para «revender» en mercadillos.
Cada vez más reportajes ponen el ojo en el coste de la moda rápida, a nivel social ya que hay trabajadores infravalorados, empleo infantil y condiciones deplorables para conseguir una rápida fabricación en serie y, a nivel medioambiental ya que es comparable al de la industria petrolera.
Según un estudio de la ONU de 2019, la producción de ropa en el mundo se duplicó entre 2000 y 2014, evidenciando que es una industria responsable del 20% del desperdicio de agua a nivel global.
La producción de vaqueros requiere 7.500 litros de agua. Para la producción de una sola camiseta se necesitan 2.700 litros de agua.
La fabricación de ropa y calzado genera el 8% de los gases de efecto invernadero.
Cada segundo se quema o entierra una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura.
La moda es tan tóxica como los neumáticos o los plásticos.
Datos realmente escalofriantes ¿no te parece?
La ropa no es biodegradable y contiene productos químicos, por lo que no admiten en vertederos. Bajo tierra hay más prendas tapadas para evitar incendios que serían muy tóxicos por los químicos y telas sintéticas.
Pero la ropa enterrada también desprende contaminantes al aire y a las aguas subterráneas.
Existen empresas como Ecofibra, Ecocitex y Sembra que han hecho del residuo textil su materia prima.
El aislante ecológico desarrollado en EcoFibra, les lleva a procesar hasta 40 toneladas de ropa usada al mes.
Con los eco-paneles se hacen casas prefabricadas accesibles para viviendas sociales, reemplazando la fibra de vidrio o lana mineral altamente contaminantes.
Ecocitex, una antigua hilandería a las puertas de la quiebra tras la crisis de 2019, entusiasmó a sus trabajadores a seguir el oficio para fabricar hilado procendente de ropa en mal estado y retazos de textil.
Rosario Hevia empezó una tienda de reutilización de ropa infantil, inspirada en reducir el desecho textil el Chile. Hoy tiene un producto 100% reciclado sin usar agua ni tintes con ropa que va a terminar en vertederos.
Las propias Naciones Unidas señalan que la moda es el segundo sector más contaminante del mundo.
Sus emisiones de carbono equivalen a las de todos los vuelos y transportes marítimos internacionales combinados.
Greenpeace apunta a que el consumo de la moda crecerá un 63% de aquí a 2030, por el fenómeno fast fashion.
Según la Universidad George Washington mientras que ya no se lanzan cuatro colecciones al año, llegamos a 52 lo que equivale a una a la semana, provocando una adicción a la moda rápida.
Hay que darse cuenta
Hevia de Ecitex comenta que «hay que volver al slow fashion, prendas de calidad, prendas que duren en el tiempo, atemporales, que puedan durar de cinco a siete años. Poner de moda lo sostenible y penar el sobre-consumismo», y nosotros estamos totalmente de acuerdo.
Creemos que es necesario que se legisle sobre la producción de ropa, que los productores e importadores se responsabilicen de todos los desechos que generan.
Inditex, solo en 2018, vendió 1.600 millones de artículos en el mundo (según su propia memoria) y eso que ellos fabrican poco de cada diseño y apenas tienen sobrante.
Desde el grupo comunican que han instalado contenedores de prendas, calzado y accesorios en las tiendas de las ocho marcas y que cooperan con 45 entidades no lucrativas, compañías especializadas en reciclaje y especialistas en tecnología.
Pero aún así, según datos del Parlamento Europeo, del 87% de la ropa menos del 1% es reciclada.
H&M confirma que solo un 0.7% de su producción anual, ¡500 millones de prendas!, proceden de material reciclado.
¿No crees que los que debemos cambiar somos nosotros?
Aún vamos a darte más datos.
La industria textil genera el 20% de las aguas residuales del mundo y libera medio millón de toneladas de microfibras sintéticas al océano al año.
Casi tres quintas partes de toda la ropa termina en incineradores o vertederos dentro de un año desde su producción.
Entre el 20 y el 25% de los compuestos químicos producidos a nivel mundial se utiliza en la industria del acabado textil.
Además también existe el impacto social, estas miles de prendas desperdiciadas podrían evitar que personas pasen frío, tengan calzado, etc.
Desde Sueña entre telas, seguiremos fomentando la confección de nuestra propia ropa, igual que la costuroterapìa.
Y no, no es porque te vendemos las telas, es porque este planeta es la casa de todos y de todos es trabajo cuidarlo y hacerlo un lugar mejor.
Y, si a la vez que lo cuidamos, nos cuidamos a nosotros, ¡pues mucho mejor!
Te esperamos en la próxima entrada.
No, no se nos olvida citar a nuestras fuentes, porque solo somos «buscadores de información»
Fuentes:
Fernanda Paúl, de BBC Mundo, hizo un reportaje sobre este tema.
La Nación
Irene Nadal
Euronews